La dieta mediterránea se basa una alimentación con los ingredientes propios de la agricultura local de los países con clima mediterráneo, fundamentalmente España e Italia. Se resume en reducir el consumo de carnes e hidratos de carbono en beneficio de más alimentos vegetales y grasas monoinsaturadas.

La UNESCO inscribió la Dieta Mediterránea como uno de los elementos de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La Dieta Mediterránea es perfectamente compatible con el placer de degustar sabrosos platos. Además, promueve la actividad física adaptada a nuestras capacidades.

Cómo funciona: Entre los ingredientes recomendados están las verduras y legumbres, la fruta, el pescado, las carnes blancas, la pasta, el arroz y los frutos secos. El aceite de oliva es la principal fuente de grasa agregada en la dieta mediterránea. En este patrón alimentario escasean productos como las carnes rojas, los dulces y los huevos. Permite el vino tinto con moderación. Debe evitar tomar refrescos y productos procesados.

La fruta fresca debe ser el postre habitual en esta dieta. Además, se debe consumir productos lácteos a diario, sobretodo yogurt y quesos, pare mejorar el equilibrio de los microflora intestinal.

Pérdida de peso: Los beneficios para la salud que supone esta dieta son más significativos cuando se combinan con el ejercicio físico. Este ha de ser moderado, pero a ser posible ha de realizarse durante al menos 30 minutos diarios, cinco días por semana.

Otros beneficios: contribuye a bajar de peso, controlar la presión arterial y la hipercolesterolemia, y a atrasar el deterioro cognitivo. La práctica habitual de ejercicio físico también ofrece protección contra enfermedades crónicas como la diabetes o el Alzheimer.

Inconvenientes: Puede hacer que los niveles de hierro y de calcio sean reducidos por consumir menos productos cárnicos y lácteos

Valora esta receta: