Las dietas bajas en hidratos de carbono se centran en alimentos con alto contenido de proteínas y grasa. El principal objetivo es que el cuerpo use las grasas como combustible en vez de usar carbohidratos como principal fuente de energía.

Cuando la toma de hidratos de carbono es muy baja, los ácidos grasos se introducen en la sangre y son transportados al hígado. Allí, algunos se convierten en cetona. Puesto que el cuerpo no tiene suficientes hidratos de carbono, usará los ácidos grasos y la cetona como principal fuente de energía.

Cómo funciona: Esta dieta utiliza una cantidad alta de proteínas y de grasas, pero una cantidad extremadamente limitada de la ingesta de carbohidratos. En general, una dieta de este tipo se centra en las proteínas, entre ellas las aportadas por las carnes rojas y de ave, el pescado y los huevos, y algunos vegetales sin almidón. También se limitan las legumbres, grano, panes, dulces y, a veces, los frutos secos.

Todas incluyen un consumo que ronda entre los 20 y los 150 gramos de hidratos de carbono al día.

Pérdida de peso: Muchos estudios demuestran que estas dietas bajas en hidratos de carbono son buenísimas para perder peso, sobretodo para aquellas personas con sobrepeso u obesidad.

En una revisión de 2015, se halló que las dietas con más proteínas y un contenido bajo de carbohidratos pueden ofrecer una leve ventaja en términos de adelgazamiento y pérdida de masa adiposa en comparación con una dieta de proteínas normales.

Otros benificios: Las dietas bajas en carbohidratos tienden a reducir el apetito. Eso hace que te sientas menos hambriento y más saciado.

Además pueden disminuir la aparición de algunas enfermedades, como triglicéridos en la sangre, niveles de azúcar y de insulina en la sangre, o presión arterial.

Inconvenientes: No a todo el mundo le sienta bien una dieta baja en hidratos de carbono. Algunas personas pueden tener un incremento del colesterol »malo» o LDL. En casos extremadamente raros pueden causar cetoacidosis diabética. Pueden experimentar efectos temporales como dolor de cabeza, mal aliento, fatiga o estreñimiento.

Para concluir, si quieres seguir esta dieta, lo más importante es consultar con tu médico, ya que sabrá aconsejarte de forma personalizada.

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